Una sola elección puede cambiar el rumbo de nuestra vida, pero ¿cómo saber si es la correcta?
A veces nos parece injusto que el destino dependa del capricho del azar, que juega con nuestro criterio, que suele elegir desde el corazón y no desde la razón.
Nos movemos por el impulso, por lo que sentimos y por lo que arriesgamos, pero el miedo nos acecha como una sombra. ¿El miedo es el motor que nos impulsa a tomar riesgos que nos pueden conducir al éxito? ¿O es la cadena que nos ata y nos condiciona a tomar decisiones que nos pueden llevar al fracaso?
No hay una respuesta sencilla para el mañana que nos inquieta, pero hay una certeza: solo asumiendo el riesgo de fracasar podemos abrirnos paso al éxito.
El fracaso no es un obstáculo que nos impide avanzar, sino un impulso que nos invita a cambiar, a mejorar y a reinventarnos.
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