Antes, creía firmemente que el miedo nunca me había impedido nada en la vida. Con el paso de los años, me di cuenta de que, a pesar de mi juventud, la balanza inclinaba más hacia los sueños pendientes que hacia los riesgos que decidí asumir. El causante de esto era el miedo, el cual intervino sutilmente en esa balanza, y mientras tanto yo haciéndome creer que mis logros superaban las veces que me acobardé y retrocedí, y eso que no soy de engañarme a mí misma. Es crucial tener momentos de realidad en los que no perdamos el rumbo, donde veamos las cosas con claridad y seamos sinceros con nuestros deseos, para poder aceptar cuando aún no hemos hecho lo suficiente para alcanzar nuestros sueños. La autocrítica es esencial, ya que sin ella, permitiríamos que el miedo sea el ladrón de nuestros sueños, hay que aceptar el miedo y enfrentarlo. En esta historia, Robin Hood roba la ambición a aquellos que no se atreven a materializar sus anhelos o dudan demasiado. En el mundo real, paradójica...